
Victoria popular en Girón
En las arenas heroicas de Girón, la historia forjó un poema de valentía colectiva y dignidad indomable. En abril de 1961, una isla pequeña pero inmensa en espíritu demostró al mundo que la soberanía no se pide, se conquista; y que la libertad no se espera, se defiende.
Bajo el cielo ardiente y el estruendo de las balas, el pueblo se convirtió en el principal protagonista de la defensa de la Revolución. Las milicias, formadas por campesinos, obreros, estudiantes y ciudadanos de todas las edades, jugaron un papel crucial en los combates. Organizadas y entrenadas previamente, se integraron al Ejército Rebelde y a la Policía Nacional Revolucionaria para enfrentar al enemigo.
El accionar del pueblo en Girón no solo aseguró la victoria militar, sino que también consolidó el carácter socialista de la Revolución Cubana. La participación activa y decidida de los ciudadanos demostró que la defensa de la soberanía y la justicia social eran una causa compartida por todos, y que un pueblo unido es capaz de superar cualquier adversidad.

En Girón, la valentía no se midió solo por los disparos o las estrategias de combate, sino por la decisión inquebrantable de no ceder ni un palmo de tierra. Desde entonces, ese rincón del mapa cubano se convirtió en símbolo de resistencia para los pueblos del mundo.
La victoria de Girón sigue viva en la memoria y en el orgullo de cada cubano, como un recordatorio de lo que significa no rendirse, de lo que se puede lograr cuando la dignidad y el amor por la justicia son los pilares que sostienen un sueño colectivo. Girón no es solo una batalla ganada: es el reflejo de una lucha diaria, un compromiso con los ideales que surgieron al calor de aquella victoria, y un legado que sigue inspirando la defensa de la soberanía y la justicia social.
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