Es una Ley muy democrática, moderna e histórica, porque no tiene antecedentes en Cuba, incluso ni en el continente americano y más allá de nuestras fronteras. Es también teórica y conceptualmente muy fundamentada, se nutre de la práctica comunicacional cubana anterior. Además, asume la comunicación social como un proceso sociocultural de intercambio, información e interpretación de la realidad.