
Homenaje a Camilo, un héroe de múltiples espacios
“Camilo Cienfuegos no era el héroe de Yaguajay. Era el héroe de todos los lugares por donde pasó”. La idea, compartida en una ocasión por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, fue recordada en la tarde de este martes por una adolescente cubana mientras, muy cerca del mar, una multitud de capitalinos, encabezada por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, rindió homenaje al Señor de la Vanguardia.
Casi a las cuatro de la tarde, y muy cerca de la emblemática Casa de las Américas, la estudiante de duodécimo grado en la Escuela Militar “Camilo Cienfuegos” de Capdevila en La Habana -la misma que trajo a colación la frase de Raúl-, expresó que el héroe venció a la muerte, y que el excepcional luchador “vive en cada victoria de nuestro país”.
Ella resaltó -del legendario combatiente cuya desaparición física cumplió este 28 de octubre 66 años- su fidelidad a las ideas, a sus compañeros de lucha, a Fidel, y su confianza en el pueblo del cual surgió como verdadera leyenda. La estudiante lo hizo en una jornada que contó, además, con el miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Roberto Morales Ojeda; así como con otros dirigentes partidistas, del Gobierno, de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), del Ministerio del Interior (Minint), y autoridades de la capital.
Hacia el final de sus palabras, la adolescente convidó a llevar flores hasta el mar. Antes de que Díaz-Canel Bermúdez -vestido con su verde uniforme de Presidente del Consejo de Defensa Nacional- y todos los presentes fuesen a rendir tributo frente a las olas, el arte cerró la tribuna, a través de Santa Massiel Rueda Moreno y de Marcos David Fernández Brunet (el Kikiri de Cisneros): la primera, interpretó “Como la cigarra”, compuesta por la novelista y escritora argentina María Elena Walsh.
Seguidamente todos, con el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista en la primera línea, rindieron el tradicional tributo frente a las olas. Cayeron las flores al mar. Y fue una tarde en que, además de la memoria patria, fueron recordadas la fuerza de la naturaleza -con el huracán Melissa a punto de tocar tierra y de herir la parte oriental de la Isla-, y el torrente moral de la diplomacia cubana en Naciones Unidas, que ha denunciado la falacia de un imperio que osó negar en el foro la existencia del asfixiante bloqueo contra la Mayor de las Antillas.
Este martes, día de combates, fue hermoso recordar a quien -como dijera el líder de la Revolución cubana, Raúl Castro Ruz, de Camilo Cienfuegos- fue “una de las figuras más preclaras desde los tiempos de la lucha armada”.
Camilo y su legado tienen hoy especial vigencia. Y no es difícil imaginar qué hubiera hecho él de estar con toda su energía y su sonrisa entre nosotros; pues, como expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz: “Camilo era hombre que amaba las tareas difíciles; pudiéramos decir que era un hombre que amaba las dificultades, que sabía enfrentarse a ellas y era capaz de realizar proezas en las más increíbles circunstancias”.




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