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Palabras en el Acto conmemorativo por el 50 aniversario del golpe de Estado fascista contra el gobierno de Salvador Allende en Chile

Palabras en el Acto conmemorativo por el 50 aniversario del golpe de Estado fascista contra el gobierno de Salvador Allende en Chile

Rogelio Polanco Fuentes
PCC
Rogelio Polanco Fuentes, miembro del Secretariado del Comité Central y jefe de su Deparatamento ideológico.
Casa de las Américas, 8 de septiembre de 2023

Cro. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República;

Cro. Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central del Partido;

Dirigentes del Partido, el Estado, el Gobierno y las organizaciones e instituciones cubanas;

Excma. Sra. Patricia Esquenazi Marín, embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de la República de Chile en la República de Cuba;

Amigas y amigos chilenos;

Compañeras y compañeros:

El golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973 contra el gobierno legítimo del presidente Salvador Allende fue uno de los acontecimientos más dramáticos y dolorosos de la historia latinoamericana y caribeña.

Con el golpe de Estado se puso fin de manera brutal a un proceso político, económico y social que concitaba admiración y respeto en nuestra región y el mundo; y fue segada la vida de un líder popular, democrático y revolucionario que defendió hasta su último aliento el derecho de su país a la plena independencia y la causa de la justicia a favor de todos los chilenos.

La heroica resistencia del presidente Salvador Allende y sus compañeros frente a los arteros bombardeos y ataques con fuego de artillería al Palacio de la Moneda, el sufrimiento de miles de chilenas y chilenos que fueron perseguidos, detenidos, forzosamente desaparecidos, condenados al exilio, torturados y asesinados, estremecieron a nuestro pueblo.

Es un deber histórico y moral conmemorar en Cuba el 50 aniversario de este atroz episodio.

También honramos hoy a nuestros diplomáticos y a varios profesionales cubanos que prestaban servicios en ese hermano país, quienes fueron agredidos con armas de fuego o resultaron víctimas de amenazas, insultos y maltratos por parte de los golpistas. Algunos de aquellos compatriotas nos acompañan hoy en esta sala. Nos honramos al honrarlos.

Nuestro más sentido homenaje igualmente a la tripulación del buque mercante cubano “Playa Larga”, que transportaba suministros de azúcar a Chile, motonave que fue perseguida y severamente dañada por impactos de municiones de cañón y metralla. Sus tripulantes resistieron esos actos hostiles con elevada moral y valentía.

Estimados compañeros e invitados:

La voluntad popular, que había logrado imponerse inéditamente en Chile bajo las normas de aquel sistema político y que se sostuvo por unos mil días contra las más diversas maniobras, no pudo resistir el abominable golpe de Estado orquestado por el gobierno de Estados Unidos.

La guerra económica y la violencia quebrantaron el proceso político que el pueblo chileno había iniciado soberanamente para realizar sus aspiraciones históricas.

Cuba denunció de manera inmediata lo que la historia se ha encargado de probar fehacientemente: el plan para derrocar al gobierno de la Unidad Popular fue resultado de una minuciosa estrategia diseñada en Washington.

Decenas de documentos desclasificados han revelado que el gobierno de los Estados Unidos no sólo provocó una guerra económica contra el gobierno de Salvador Allende, sino que instigó y orquestó el golpe que lo derrocó.

Estados Unidos también conspiró para evitar que Allende ganara las elecciones y una vez que triunfó, maniobró para impedir que los resultados electorales fueran ratificados por el Congreso chileno e interrumpir el proceso democrático mediante el cual asumiera el cargo el presidente que había obtenido la victoria en las urnas.

Cuando desde los poderes imperiales se proclamaba hipócritamente defender la democracia, se violaba flagrantemente la democracia a sangre y fuego.

El 28 de septiembre de 1973, el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz lo denunciaba con claridad meridiana:

“El imperialismo trata de rehuir su complicidad y su responsabilidad en el golpe fascista. El imperialismo es todo un sistema económico, social, político y cultural,  destinado a la opresión de los pueblos, y el imperialismo ha tratado de crear en la América Latina todas las condiciones para impedir el advenimiento del movimiento popular, y en Chile conspiró desde antes del triunfo de la Unidad Popular, movilizó millones de dólares, entregándoselos a los partidos burgueses, para tratar de aplastar a la Unidad Popular. Y más de una elección la ganó mediante el soborno, mediante el empleo de sumas masivas de dinero, mediante mentiras, mediante campañas de terror y de calumnias”.

La historia de Nuestra América ha demostrado que los poderes imperiales y las oligarquías locales defienden los resultados de las urnas cuando se protege el saqueo de los recursos naturales. Y que atacan despiadadamente esos resultados cuando advierten que derivan en un programa de transformaciones en beneficio popular.

La resistencia y la lucha de los pueblos no son reconocidas por Estados Unidos como democracia. La defensa de los intereses del capital sí. Ese dilema ha marcado la historia de nuestra región.

Volvamos a Fidel en aquel discurso mencionado:

“(...) el imperialismo no está dispuesto a tolerar nada que huela a independencia nacional, nada que huela a movimiento popular, nada que huela a progresismo en América Latina”.

Cuando un gobierno rompe los límites de acción impuestos por Estados Unidos y crea condiciones para transformar la realidad, es blanco de un arsenal de herramientas destinadas a derrocarlo, evitar su continuidad u obstaculizar su desarrollo.

Con el fin de lograrlo, se manipulan y subvierten los marcos políticos del sistema imperante para lo cual se emplean maniobras dentro del sistema judicial para criminalizar a las fuerzas de izquierda, intimidarlas, destruirlas y encarcelar a sus líderes y familiares.

La realidad es tergiversada mediante el control que ejercen  el imperialismo y las oligarquías locales sobre los medios de comunicación y, ahora, sobre las redes sociales digitales.

Las campañas de odio, de intimidación y de violencia contra gobiernos, agrupaciones políticas progresistas y de izquierda son prácticas comunes en nuestra región, que nacieron en los laboratorios de los servicios especiales y de control político de Washington.

En 1973 en Chile se demostró, como se demuestra ahora a 200 años de su proclamación, que la Doctrina Monroe está vigente como plataforma de política exterior de los Estados Unidos para Nuestra América.

La realidad ha confirmado que las fuerzas políticas que tienen la visión de transformar los modelos de explotación y exclusión social, deben preservar por siempre su unidad y capacidad de resistencia.

Compañeras y compañeros:

Con especial devoción, recordamos hoy la altruista e infatigable contribución de muchos de nuestros compatriotas que participaron en el generoso apoyo de Cuba a los cientos de exiliados chilenos que encontraron protección, un destino seguro y el abrazo solidario en nuestro país. Era el deber de Cuba y lo cumplimos modesta y honrosamente.

Hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños nos acompañaron durante años. Hallaron en nuestras escuelas, centros de trabajo y barrios, un lugar de convivencia con el pueblo cubano que simpatizaba con la proeza de Salvador Allende.

Con ellos compartimos lo que teníamos. En ellos plasmamos nuestra solidaridad y espíritu cooperativo, conscientes de que necesitaban ese apoyo para enfrentar a crueles y poderosos enemigos, sin escrúpulos, dispuestos a acabar con la vida humana y a someterlos a los más horrendos castigos.

Desde esta Casa de las Américas, emblemática institución cultural de la Revolución Cubana, se acogió también a artistas, creadores, intelectuales latinoamericanos que hicieron de la causa chilena su propia causa.

Estimados invitados:

Hace medio siglo, la hipocresía de la política imperialista se puso al descubierto. Siempre que Estados Unidos pregone que defiende la democracia y los derechos humanos, los pueblos deben recordar sus crímenes en Chile.

Con todo respeto al pueblo chileno y a sus autoridades, a quienes corresponde evaluar de conjunto aquellos hechos, desde la Cuba hermana y solidaria, que honra y lucha, podemos afirmar con absoluta certeza que los pueblos no olvidarán.

¡Gloria eterna al presidente Salvador Allende y a los caídos por el golpe fascista en Chile!

Muchas gracias.

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