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Nacionalizaciones en Cuba, símbolo de la soberanía y el derecho del pueblo

Xenia Balón de la Cuesta
PCC
Una vez más Fidel Castro le propinaba al imperio otro duro golpe, al mismo tiempo que plasmaba que la soberanía sería la pauta que enrumbaría el desarrollo de la Revolución cubana, sin coerciones ni imposiciones externas.

¡Se llamaba, se llamaba! Este era el clamor del pueblo en la clausura del I Congreso Latinoamericano de Juventudes, en el Estadio del Cerro, hoy Estadio Latinoamericano. Esa noche del sábado 6 de agosto de 1960, Fidel Castro anunció la nacionalización de 26 compañías yanquis que poseían tres refinerías de petróleo, los monopolios de la electricidad y del teléfono, así como 36 de los mejores centrales azucareros del país.

Las nacionalizaciones de 1960 hicieron frente a las férreas medidas del gobierno estadounidense tras el triunfo de la Revolución, que limitó la importación, refinación y suministro de combustible a la isla; promulgó la Ley Puñal, en la que redujeron la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano, que más tarde sería suprimida totalmente.

Ante el cerco económico y financiero, el 5 de julio de 1960 Cuba replicó mediante la Ley Escudo, que facultaba al Presidente y Primer Ministro de la República, a nacionalizar empresas y bienes extranjeros por la vía de la expropiación forzosa, garantizando su correspondiente indemnización.

La Ley No. 851, del 6 de julio de 1960 proyectaría las bases de este proceso. “Una ley defensiva de la soberanía nacional (….) dictada bajo la preceptiva constitucional de expropiación forzosa, de incuestionable valor jurídico, y era contentiva de procedimientos de pagos de los bienes expropiados. A ese efecto, el Banco Nacional de Cuba abriría una cuenta especial en dólares, denominada «Fondo para el Pago de las Expropiaciones de Bancos y Empresas de Nacionales de los Estados Unidos de Norteamérica»”.

Posteriormente en ese mismo año se firman tres nuevas resoluciones del Poder Ejecutivo de la República de Cuba -en virtud del mandato de la citada Ley No. 851[1] que tenían como propósito devolverle al pueblo cubano sus riquezas y ponerlas al servicio de la economía nacional.

De manera estrepitosa empezaron a caer en la ciudad todo letrero, afiches, logos que hicieran alusión a la transnacional. El pueblo cubano vivió una fiesta entre actores disfrazados de viudas llorosas y ataúdes que eliminaban todo vestigio de los monopolios expropiados y un coro al unísono se escuchó: ¡Se llamaba

El gobierno estadounidense al ver afectado sus intereses y considerando la actitud de Cuba como una afrenta, desde aquellos sucesos hasta la actualidad no ha cejado en el intento  de asfixiar al gobierno y al pueblo cubano en estos 65 años. Ataques bacteriológicos, atentados a maestros, diplomáticos o a instalaciones, la imposición del criminal bloqueo económico, comercial y financiero pasando por la Ley Torricelli, la Helms Burton e incontables órdenes ejecutivas que pesan en el historial de las administraciones estadounidenses.

Una vez más Fidel Castro le propinaba al imperio otro duro golpe, al mismo tiempo que plasmaba que la soberanía sería la pauta que enrumbaría el desarrollo de la Revolución cubana, sin coerciones ni imposiciones externas.

 

[1] Nacionalizaciones de la propiedad norteamericana. Legislación. https://www.ecured.cu/Nacionalizaciones_en_Cuba

Palabras clave
Cuba_Nacionalizaciones_Estados Unidos_Monopolios_Transnacionales

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