La FMC al servicio de la justicia, la igualdad y los derechos

La inserción de las cubanas en el  desarrollo del país es de los fenómenos sociales con más éxito en la Revolución. Luchar por su emancipación, igualdad de derechos, oportunidades laborales, sin discriminación, fue una de las premisas fundamentales que impulsó el Estado cubano desde su independencia.

Por eso aquel 23 de agosto de 1960, vio la luz la organización que representa a las féminas, le dio voz y espacio y que se fortalece hasta nuestros días: la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Al arribar al aniversario 63 de dicha organización, se evidencia que ha sido un camino de mucho bregar, con desafíos por cumplir, pero con resultados innegables.

Nuestras mujeres; madres, hermanas, hijas, abuelas; demuestran gran parte de su inteligencia en todos los sectores en los que se desempeñan, además, de dedicar gran parte de su energía a ayudar y atender a la familia, y sobre todo, a proteger el futuro de sus hijos.

Los nuevos tiempos también convidan a la organización que las agrupa, a revitalizar los programas y políticas de atención a la mujer, encaminados a incrementar la cultura jurídica de este grupo, a fin de que conozcan las leyes y las instituciones que ofrecen protección ante situaciones de violencia y de discriminación.

Atender y prevenir problemas sociales como el embarazo en la adolescencia, el consumo de drogas, y en el enfrentamiento a las indisciplinas sociales, las ilegalidades y la corrupción, también son cuestiones que ocupan a las féminas, las cuales deben realizarse estrechando el vínculo de la dirigencia con las estructuras municipales y provinciales y creando espacios de participación e intercambio sistemático.

Documentos como el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres y la Estrategia integral para la prevención y el enfrentamiento a la violencia de género, de reciente aprobación, son muestra de que, el Gobierno y el Estado cubano da seguimiento a todos los asuntos que involucran el desarrollo de las mujeres en la sociedad.

El Código de las Familias, aprobado en referendo popular el pasado año,
constituye un cimiento esencial para ese trabajo, pues reconoce el valor económico del trabajo en el hogar; la importancia de la distribución equitativa de las responsabilidades domésticas, sin  criterios sexistas; la diversidad de los modelos familiares y el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.

Otros temas relevantes que trata el documento son las consecuencias ante separaciones o divorcios, y las preferencias para herencias de bienes y pensiones por viudez. También aborda conceptos como la responsabilidad parental, las familias multiparentales, la guarda y cuidado compartidas, la gestación solidaria, y  la unión de hecho afectiva.

Asimismo, en materia de violencia, reconoce las lesiones físicas y sicológicas y define la protección que debe dar el estado a las personas que la sufren; y determina que ejercerla puede ser causal para perder la guarda y cuidado de hijas o hijos.

Como verdaderos pilares de la sociedad, la mujer cubana merece respeto, admiración y el amor recíproco de todos los que reciben su apoyo, comparten sus alegrías y experiencias de vida. Por ellas y junto a ellas se ha trabajado, se ha luchado y mientras su impronta esté presente seguiremos apostando por la justicia, la igualdad y porque se multipliquen los derechos.