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En Cuba siempre ha tenido el pueblo vietnamita la mano franca y el compromiso militante y sincero

En Cuba siempre ha tenido el pueblo vietnamita la mano franca y el compromiso militante y sincero

Roberto Morales Ojeda
PCC
Discurso del miembro del Buró Político y secretario de organización del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Roberto Morales Ojeda, durante la conmemoración por el aniversario 50 de la primera vista de Fidel a Vietnam.

Compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República

Querido camarada Le ThangTung, embajador de la República Socialista de Vietnam en Cuba.

Demás miembros de la Presidencia.

Compañeras y compañeros:

Existen en la historia y en la memoria de los pueblos acontecimientos que devienen en símbolos; nos convoca aquí uno de ellos.

Un día como hoy, hace 50 años, iniciaba el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz su histórica primera visita a Vietnam, que sellaría para siempre la hermandad entre nuestros pueblos y sus direcciones revolucionarias.

Era conocido y así lo había expresado en reiteradas ocasiones, el interés de Fidel por tener la satisfacción y oportunidad de ese contacto cercano, humano y personal con el pueblo vietnamita, sus heroicos combatientes y sus dirigentes.

El líder histórico de la Revolución Cubana comprendía que allí se libraba una batalla no solo por Vietnam, sino por todas las causas nobles y justas, por el derecho de las naciones a decidir su destino y por el socialismo.

Aquellas memorables jornadas, iniciadas el día 12, se extenderían hasta el 17 de septiembre de 1973.

Releyendo entrevistas, publicaciones y reportajes acerca del desarrollo de aquella visita, puede afirmarse que todo lo vivido corroboró la expresión de Fidel: “nunca habíamos llegado a ninguna parte con mayores sentimientos de afecto y cariño”.

Tuvieron en él un impacto especial los múltiples contactos con el pueblo en los lugares visitados, las conversaciones oficiales con los dirigentes vietnamitas, el recorrido por la casa y el sitio de trabajo de Ho Chi Minh, expresión de su proverbial austeridad y modestia, y la visita al Museo del Ejército Popular de Vietnam, en que tuvo como interlocutor personal a VoNguyenGiap, entonces ministro de Defensa y uno de los héroes de la histórica victoria en Dien Bien Phu.

Tuvo particular relevancia su visita a los territorios liberados del sur en compañía del primer ministro Phan Van Dong.

De aquellas jornadas, todavía estremece la imagen de nuestro Comandante en Jefe haciendo ondear la bandera del Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur sobre un tanque en la altura 241. Hasta allí llegó con el deseo de ser testigo y ver con sus propios ojos el feroz campo de batalla y la heroica lucha del pueblo vietnamita. Por eso, esa fotografía, en una zona que aún tenía el olor a pólvora, es símbolo de la hermandad entre Cuba y Vietnam.

La prensa mundial se hizo eco de aquel momento, signado por el hecho de ser nuestro Comandante en Jefe el único líder mundial, jefe de Estado o gobierno que se hacía presente en los territorios liberados de Vietnam del Sur. Cincuenta años después aún impacta ese atrevido gesto. La gran mayoría de quienes lo vivieron, y muchos de los que entonces no habían nacido, hablan del suceso con respeto absoluto e idéntica gratitud en cualquier lugar de Vietnam.

Sin extenderme en detalles de los encuentros con pobladores, combatientes y jefes del Ejército de Liberación de Vietnam del Sur en las zonas liberadas, debo recordar para ser fiel a la verdad histórica, que el riesgo real que aquello representaba para la seguridad de Fidel y sus acompañantes hizo que los hermanos vietnamitas trataran infructuosamente de disuadirlo de tal propósito. Bien sabemos que el Comandante en Jefe no subestimaba los riesgos, pero jamás dudó en desafiarlos cuando tuvo motivos; y Vietnam esta vez era su motivo y hasta allí llegó sin dudarlo.

De aquellos momentos citaré, por su simbolismo y actualidad, las palabras de Fidel al despedirse de aquel territorio que marcaba, fruto de la acción imperialista, la frontera entre el norte y el sur de un único país indivisible:

“… les agradecemos este puñado de tierra de la provincia QuangBinh que ustedes nos han entregado, tierra heroica regada con el sudor y la sangre de un pueblo mil veces heroico…” y continuaba más adelante: “llevaremos esa tierra para mezclarla con la tierra cubana, al igual que están mezcladas nuestras ideas revolucionarias y están mezclados nuestros corazones”.

Foto: PCC

Si lo dicho hasta aquí intenta recoger la pasión revolucionaria asociada a esta conmemoración, no puede olvidarse que camino a la patria de Ho Chi Minh, el líder histórico de la Revolución Cubana supo de la asonada golpista contra el Gobierno de la Unidad Popular en Chile. Aún desconocía la suerte de Salvador Allende, pero los acontecimientos de la nación sudamericana le producían indignación y pesar.

Precisamente, el derrocamiento del Gobierno del inolvidable Presidente chileno, las acciones fascistas dirigidas contra nuestra embajada en ese país y el cobarde ataque al buque mercante cubano Playa Larga, entre otros desmanes, fueron denunciados por Fidel desde su llegada a Vietnam, reiterando que no nos amedrentaban y que el imperialismo yanqui no podría impedir el movimiento revolucionario en América Latina y el mundo.

Según cuentan las publicaciones de la época, el Comandante en Jefe recorrió los lugares donde la guerra alcanzó sus niveles más destructivos y no pudo evitar que la tristeza lo estremeciera más de una vez, porque solo viéndolo se podía constatar en toda su magnitud el crimen cometido contra ese pueblo heroico, pero también pudo apreciar cosas admirables y extraordinarias, como el mismo expresara.

La derrota militar y política sufrida por Estados Unidos en Vietnam fue la más estruendosa y dramática de la época, constituyó un estímulo a las luchas contra el colonialismo y por la independencia de otros pueblos del Tercer Mundo.

Muchas fueron las muestras de admiración y solidaridad de la naciente Revolución Cubana con la causa del pueblo vietnamita. Son hitos significativos: el establecimiento de relaciones diplomáticas en 1960; la constitución en 1963 del Comité de Solidaridad con Vietnam del Sur, dirigido por la heroína del Moncada Melba Hernández; y el trascendental encuentro en Hanoi en 1966, entre el compañero Ho Chi Minh y el entonces Comandante y ministro de las FAR Raúl Castro Ruz.

A partir de aquel momento la colaboración cubana se multiplicó. Al puerto de Haiphong, bombardeado continuamente, arribaron barcos de nuestro país cargados de azúcar. Cuba acogió a miles de estudiantes vietnamitas que se formaron en diferentes disciplinas, incluyendo el idioma español. Cientos de nuestros compatriotas laboraron como constructores de hospitales y carreteras, entre otras obras.

Compañeras y compañeros:

La epopeya librada por el pueblo vietnamita contra la invasión norteamericana dejó escrita una bella página de heroísmo, de sublime entrega por la libertad y la independencia, que no podía ser indiferente a Fidel y al pueblo cubano.

Por eso, una de las frases más sentida que ha quedado en la historia de las relaciones bilaterales, fue la expresada en el discurso del dos de enero de 1966 en ocasión del VII aniversario de la Revolución Cubana en la Plaza de la Revolución: Por Vietnam estamos dispuestos a dar nuestra sangre.

Todo ello conforma el invaluable tesoro que constituyen las relaciones ejemplares entre ambos países y la especial amistad forjada por los líderes Ho Chi Minh y Fidel Castro Ruz. La distancia nunca fue un obstáculo y en Cuba siempre ha tenido el pueblo vietnamita la mano franca y el compromiso militante y sincero.

Cincuenta años después estamos aquí, dos pueblos defensores de la independencia y la soberanía, con un alto compromiso patriótico y que comparten la determinación de avanzar en la construcción del socialismo, de acuerdo con las condiciones concretas de cada país.

Los cubanos hemos resistido el terror, la guerra bacteriológica, la subversión, los sabotajes, los intentos de magnicidio, las calumnias y las carencias resultantes de un genocida, criminal y recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos, que constituye el principal obstáculo para nuestro desarrollo y bienestar.

Sin embargo, en esa lucha de resistencia, hemos tenido siempre la dicha de contar con probados amigos, destacándose entre todos el pueblo vietnamita.

Aprovecho este momento de remembranza de un acontecimiento de enorme simbolismo, para reiterar al pueblo, Partido y Gobierno vietnamitas, en nombre del pueblo, Partido y Gobierno cubanos, nuestro más profundo agradecimiento por la solidaridad materializada en momentos difíciles y su apoyo a la lucha contra el bloqueo y sus efectos.

Se ha desarrollado en los últimos años un fluido diálogo político a todos los niveles y en distintos sectores. De especial relevancia han sido los intercambios entre el Primer Secretario y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, NguyenPhuTrong.

Los vínculos interpartidistas se han profundizado a través de la colaboración entre las estructuras del nivel central y provincial, así como también entre las organizaciones juveniles, sindicales y de mujeres de ambos países. 

En el plano económico, Vietnam se consolida como el segundo socio comercial de Cuba en la región de Asia y uno de los veinte primeros de todo el mundo. La presencia de empresas vietnamitas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel lo ubica como el principal inversionista y expresa el compromiso de ese hermano país con el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030.

Podemos decir, con total seguridad, que los proyectos de inversión con capital vietnamita en Cuba son referentes exitosos para otras empresas e inversores extranjeros.

Nuestro Partido y Gobierno otorgan una gran relevancia a los proyectos de colaboración que implementamos con el respaldo vietnamita para incrementar las producciones de arroz, café, maíz y acuícolas, entre otras, todas de un alto impacto para la nación.

Queridos hermanos vietnamitas, invitados, compatriotas.

A 50 años de aquella histórica visita, las relaciones de hermandad entre Cuba y Vietnam continúan siendo, como señalara el líder histórico de la Revolución Cubana, un símbolo de la época, convicción que se ratificaría en sus posteriores visitas en 1995 y 2003, así como las que realizó el General de Ejército Raúl Castro Ruz.

Les podemos asegurar hoy que el legado de Ho Chi Minh, Fidel y Raúl tendrá segura continuidad en las actuales y futuras generaciones de cubanos y vietnamitas, bajo la conducción de los Partidos Comunistas de ambos países.

Cuba en el corazón de Vietnam y Vietnam en el corazón de Cuba. Esa ha sido siempre nuestra principal certeza y seguirá siéndolo.

¡Viva la entrañable hermandad entre los pueblos de Cuba y Vietnam!

¡Que vivan por siempre Fidel y Ho Chi Minh!

¡Cuba y Vietnam, unidos vencerán!

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