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El necesario despegue de la agricultura cubana

Arnaldo Laborde Williams
PCC
El sector de la agricultura es decisivo para cualquier economía, y en particular para la de Cuba, que gasta anualmente más de 2 mil millones de dólares en la compra de alimentos. A largo de los años se han implementado múltiples programas y medidas para lograr su diversificación, mejor abastecimiento al mercado interno, la sustitución de importaciones y el progreso de las exportaciones. No obstante, todavía son metas inconclusas.

El 15 de octubre de 1960, a meses del triunfo de la joven Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro declara ante las cámaras de la Televisión Nacional, cumplido en lo esencial, el Programa del Moncada, expuesto en el documento La Historia me Absolverá.

En su amplia exposición, Fidel calificó de históricos esos días de octubre, por cuanto se había cumplido el Programa del Moncada “que ha sido, dijo, el documento que guio la conducta del Gobierno Revolucionario y el documento que guía, o los principios que guían, la conducta del Gobierno Revolucionario en este momento”.

Entre los puntos principales, proyectaba, entre otros, el problema de la tierra, el de la industrialización, la vivienda, el desempleo, la salud del pueblo y  la educación, uno de los sectores más precarios, incluido gracias a su visión política, ante el cuadro de un millón de analfabetos y 600 mil niños sin escuelas, en contraste con 10 mil maestros sin empleo.

La firma de la Primera Ley de Reforma Agraria, el 17 de mayo de 1959 en La Plata, Sierra Maestra, constituyó la transformación más importante.

Hasta ese momento, más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas en el país estaban en manos extranjeras, mientras “el 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos pagaba rentas por sus parcelas, además de vivir con el perenne sobresalto del desalojo”, según denunció Fidel Castro en su alegato de autodefensa La Historia me Absolverá.

El statu quo reinante antes de firmarse esta ley era que un 80% de las mejores tierras cubanas se encontraban en manos de un grupo de compañías norteamericanas.

Con la implementación de aquella ley quedó desterrado el latifundio criollo y foráneo. Cuba entregó la tierra al que la trabajaba: 100 mil campesinos fueron beneficiados. Y 30 caballerías fue inicialmente la tenencia máxima de propiedad para una persona natural o jurídica.

En la segunda Ley, promulgada en 1963, se redujo el máximo a cinco caballerías, pasando a manos del Estado el 70 por ciento de las tierras del país. Este paso dio lugar al surgimiento y predominio del sector estatal en la agricultura cubana.

Las medidas tomadas por la Revolución hicieron desaparecer los residuos de la burguesía rural, a la vez que trajeron una rápida disminución del desempleo, la erradicación del hambre y la explotación a la que estaban sometidos los trabajadores agrícolas

Las dos reformas agrarias impulsaron, en la década de los 60, casi de manera espontánea, las llamadas Sociedades Agropecuarias o Asociaciones Campesinas como formas de producción cooperativa.

Así, enormes territorios se convirtieron en granjas populares y se organizó la producción agrícola en productos como el arroz, cítrico, ganado, café, viandas, tabaco y otros.

Si bien desde el propio inicio del Triunfo de la Revolución se trazó una estrategia de diversificación de la agricultura, orientado a reducir la dependencia monopodructiva del azúcar, por más de treinta años esta industria ocupó el liderazgo en la estrategia de desarrollo económico.

Con la desaparición del llamado Campo Socialista, se esfumó también una gran parte del aseguramiento y de relaciones preferenciales con que contaba Cuba, lo cual provocó un duro golpe a la economía nacional, particularmente al sector agropecuario.

Ante ese contexto la isla relegó de cierta manera a la agroindustria azucarera, “condicionado por la coyuntura de aquellos años, tanto externa —ya que el precio del azúcar en el mercado internacional se había deprimido—, como interna —por el hecho de que el país se había quedado a la zaga en términos de eficiencia cañero-azucarera.

Fue así que Cuba adoptó varias medidas encaminadas a la reanimación de la producción agropecuaria, lo que posibilitó una recuperación de los niveles productivos en varios rubros de la agricultura no cañera.

Así comenzó un proceso de transformaciones de las relaciones de producción, en aras de desarrollar y fortalecer las fuerzas productivas. Uno de los pasos fue la creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), las que no han estado exentas de tropiezos, debido a múltiples factores, uno de ellos la falta de autonomía necesaria para su correcto funcionamiento.

Con el surgimiento de las UBPC, junto con el funcionamiento de las CPA y las CCS, Cuba definió el cooperativismo como la base fundamental de su sistema económico empresarial agropecuario.

A partir de 2007 el sector vuelve a ser objeto de reformas, decisiones que quedan formalizadas en los Lineamientos socioeconómicos de 2011, y también en la versión actualizada de ese paquete, cinco años después.

Principales transformaciones:

Reactivación de la entrega de tierras ociosas en usufructos.

Esta decisión ha contribuido a que la administración de la superficie agrícola del país se realice cada vez más por formas no estatales. En la actualidad los actores económicos en la agricultura son las CCS (que agrupan al mayor número de usufructuarios), CPA, UBPC, los productores individuales (hay más de 30 mil) y las granjas estatales.

  • Incremento de precios al productor para ciertos rubros como el frijol y la carne y la leche vacunas.
  • Autorización de ventas directas de productos a instalaciones turísticas. Descentralización de la comercialización agrícola.
  • Puesta en vigor de un nuevo reglamento para las UBPC.
  • Experimento del mercado libre de insumos agropecuarios en el Municipio Especial Isla de la Juventud.
  • Modificación de precios de insumos e implementos agrícolas para su comercialización libre y sin subsidio, con la consecuente modificación de los precios de acopio de la carne de cerdo y de materias primas para la industria (café, cacao, miel de abeja, entre otros), de modo que puedan percibir un margen de utilidad.
  • Perfeccionamiento del Ministerio de la Agricultura (MINAG), con la separación de las funciones estatales y empresariales.

En los últimos años los resultados del sector de la agricultura han estado impactados por eventos meteorológicos, como huracanes y aguda sequía. Tampoco han sido menores las pérdidas a causa del bloqueo de Estados Unidos, política que -desde su aplicación hasta la fecha- incide en el desempeño de esta actividad.

El sector de la agricultura es decisivo para cualquier economía, y en particular para la de Cuba, que gasta anualmente más de 2 mil millones de dólares en la compra de alimentos. A largo de los años se han implementado múltiples programas y medidas para lograr su diversificación, mejor abastecimiento al mercado interno, la sustitución de importaciones y el progreso de las exportaciones. No obstante, todavía son metas inconclusas.

Análisis oficiales exponen que más del 50% de los alimentos que Cuba importa cada año podría producirse en el país. Esta realidad habla de potencialidades aún por aprovecharse, pero también de la necesidad de, entre otras cosas, estructurar la actividad en cadenas productivas y de invertir más en ella (una de las vías identificadas es la inversión extranjera). La meta sigue siendo que este sector desempeñe el rol que le corresponde en el sistema económico nacional.

Palabras clave
Cuba_Reforma Agraria_Agricultura_Revolución

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