Derrumbar muros como símbolo de libertad

«Finalizados estos 7 años de luto y sangre el pueblo representado por el Ejército Rebelde derriba esos muros, residuos de esa tiranía, y le dice a la ciudadanía: Otra posta más. Territorio Libre de Cuba».         

                                                                                                                                                                                     Camilo Cienfuegos

Estas fueron las palabras de Camilo Cienfuegos a la prensa reunida, aquel 10 de marzo de 1959, en el que fuera en época de tiranía el Cuartel Columbia

Mandarria en mano, Camilo dio el primer golpe al muro con el que Fulgencio Batista había pertrechado al tristemente célebre campamento, justo siete años antes cuando entrara por primera vez en el recinto. Varios rebeldes, también armados con mazos, se le unieron.

Después de años de larga espera y ardua lucha se derribaban aquellos muros que más que piedra eran el símbolo de la libertad arrebatada, los derechos violados y la dignidad mancillada.

Por eso, quiso el señor de la Vanguardia, hacedor de la Revolución cubana que ya llegaba a cada rincón de la Isla, usar sus propias manos contra aquellos muros, como símbolo de victoria, del triunfo y de que nunca más un cubano sería humillado.

Cuando terminó la acción se quemaron los escombros y debajo de la enseña nacional se colocó un cartel que decía: Territorio Libre.

Allí mismo, justo unos meses después, nació Ciudad Escolar Libertad, el primero de los 69 cuarteles que pasaron a escuelas, cumpliendo así con los paradigmas expuestos en el programa del Moncada y que Fidel siguió al pie de la letra.

En septiembre de ese año cientos de niños entraron con júbilo a sus aulas. Donde otrora se había oprimido al pueblo, ahora se formaba el cimiento de la nueva sociedad cubana en tiempos de Revolución.