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Allende y su heroica lucha contra el fascismo

Allende y su heroica lucha contra el fascismo

Dayan Gonzalez
PCC
Cincuenta años después de aquella barbarie, nuevas sombras fascistas amenazan el continente americano y el mundo. En Cuba, como Allende en Chile, seguiremos luchando- hasta el último aliento si fuera preciso- para defender la libertad conquistada.

"Como generales traidores que son, no conocen a los hombres de honor", así respondía Salvador Allende ante el ultimátum ofrecido por las fuerzas fascistas que perpetraban un golpe de estado en su contra.

Poco después de las 6 am del 11 de septiembre de 1973, el entonces presidente de la República de Chile, Salvador Guillermo Allende Gossens, recibió una llamada que le informaba del golpe militar que se desarrollaba en el país. Con un puñado de hombres se trasladó hasta el Palacio de la Moneda, sede del gobierno, donde combatió hasta su último aliento.

Dos años antes, el 4 de septiembre de 1971 había expresado: “Que lo sepan, que lo oigan, que se les grabe profundamente: defenderé esta Revolución Chilena y defenderé el Gobierno Popular, porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Solo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo”. Tal parece que la hostilidad de sus rivales y el ascenso del fascismo en la nación suramericana, con el apoyo de Estados Unidos, le habían hecho comprender su destino.

Con la llegada de Allende al poder, el 3 de noviembre de 1970, comenzaba un proceso excepcional en el continente: el intento de desarrollar una revolución a través de las vías legales. Y en este empeño el líder chileno descubrió la verdadera cara de la derecha fascista.

Disímiles fueron las conspiraciones desde el triunfo electoral de Allende para hacer fracasar su gestión. El aparato burgués que dominaba a la nación auspició numerosas huelgas y paros prolongados con el propósito de derrocar al gobierno de la Unidad Popular. Un gobierno que impulsó importantes transformaciones en beneficio del pueblo y de sus capas más humildes, y que debió enfrentar duras sanciones económicas tras nacionalizar las empresas del cobre que eran de propiedad yanqui.

Al comenzar su gestión, el médico chileno devenido presidente, encontró un país cuya deuda superaba los 4 mil millones de dólares y unas fuerzas armadas que se definían como apolíticas y contra las que tuvo que luchar tres años después en un desigual combate.

Eran aproximadamente las 9:15 am cuando se produjo la primera descarga contra el palacio presidencial en el que se encontraban atrincherados pocas decenas de personas decididas a defender la voluntad y la libertad del pueblo ubicado en el cono sur. Allende y sus hombres repele valientemente los primeros ataques, llegan incluso a neutralizar varios de los tanques que rodean el lugar.

A las propuestas de rendición y las supuestas garantías para que abandonara el país, el líder popular respondió con la determinación y entereza que lo motivaron a luchar hasta las últimas consecuencias. El desigual combate duró unas siete horas, no fue hasta las 4:00 pm que la artillería, los tanques, la aviación y la infantería fascista lograron dominar a los cerca de 40 hombres que resistieron heroicamente, pereciendo la mayoría en la contienda, entre ellos, el Presidente de la República.

Tras la caída de Allende se instauró en Chile, encabezada por el General Augusto Ramón Pinochet Ugarte, una sangrienta dictadura que se extendió por cerca de 17 años y que dejó un saldo de alrededor de 40 mil torturados y más de mil desaparecidos.

Cuba, Fidel y Allende

Con la muerte de ese chileno íntegro, Cuba perdió un entrañable amigo. Para orgullo nuestro, el fusil automático con el que Salvador Allende enfrentó la arremetida fascista fue un obsequio de Fidel Castro. El 28 de septiembre de 1973, en un multitudinario acto en la plaza de la Revolución, que contó con la presencia de la viuda y la hija del líder chileno, el Comandante en Jefe expresó: “Fue mucha la razón y la premonición que tuvimos al obsequiarle ese fusil al Presidente. ¡Nunca un fusil fue empuñado por manos tan heroicas de un Presidente constitucional y legítimo de su pueblo!”

Apenas 10 meses antes, en diciembre de 1972, el pueblo cubano tuvo su último intercambio con el entonces presidente de Chile, por el que sentía especial admiración y cariño.  “Cientos de miles de cubanos se reunieron con él en esta Plaza para escuchar sus magníficas palabras y para expresar nuestra confianza, nuestras simpatías y nuestro apoyo al presidente Allende y al proceso revolucionario de Chile ; para expresar nuestra decisión de apoyarlo en la medida de nuestras fuerzas, demostrada en aquella ocasión con un gesto que nosotros sabemos que caló profundamente en el corazón del presidente Allende, que fue aquella decisión de quitarnos un poco de nuestro propio alimento para enviárselo al pueblo chileno”, aseguró Fidel.

Las bombas que cayeron sobre La Moneda el 11 de septiembre de 1973, evidencian la incapacidad de la derecha de respetar “las reglas de la democracia” cuando estas no le favorecen. Cincuenta años después de aquella barbarie, nuevas sombras fascistas amenazan el continente americano y el mundo. En Cuba, como Allende en Chile, seguiremos luchando- hasta el último aliento si fuera preciso- para defender la libertad conquistada.

 

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